De Angra
dos Reis, RJ, Brasil.
SEGUNDO
TIEMPO
Después
de veinte años, por casualidad me encontré con Alejandra en una calle del
centro. Fue un momento extraño, ninguno de los dos decía nada, pero ambos
queríamos tender un puente con el cual pudiésemos atravesar rápido esa fosa que
el tiempo colma de alimañas. Sin mucho acierto, farfullamos algunas palabras
que apenas sirvieron para poner más en evidencia nuestra incomodidad. Para
salir rápido del ridículo, la invité a tomar un café y charlar un rato. Qué más
da, pensé, esa tarde no tenía mucho que hacer.
Ella
hablaba y yo la miraba sin prestar demasiada atención a lo que me decía, la
observaba absorto mientras mi cabeza trabajaba a una velocidad superior a la
habitual. El problema era que esta Alejandra se había convertido en una
caricatura de aquella chica que había estado conmigo hacía dos décadas. Sus
rasgos eran los mismos, pero estaban exagerados, desvirtuados por la caja de
resonancia de los años. Recuerdo que me dijo que todavía seguía viviendo en el
mismo barrio, que se había casado, que tenía un hijo y que ese hijo era hermoso
e iba a sexto grado y… Entonces sacó una foto de su carterita marrón y me la
alcanzó. La miré simulando interés y se la devolví enseguida junto a una
sonrisa fayuta. Alejandra comenzó a recorrerla con el dedo índice a la vez que
me contaba que en muchas ocasiones había pensado en mí y que había querido
verme, pero que no había tenido forma de encontrarme. Me confesó que no estaba
bien con su marido, que iban a separarse y que cientos de veces se había
preguntado qué habría sido de nosotros si nuestra relación hubiera prosperado.
Ahí me lo largó:
-¿Cómo crees que sería volver a casa... a nuestra casa, si
ahora viviéramos juntos?
Le aseguré que no tenía la menor idea y, levantándome, le
dije que debía irme sin falta. Dejé un billete de $20 sobre la mesa, y en una
servilleta de papel manchada con café le dibujé cualquier número de teléfono.
¡Llamame, eh!- la animé.
Humberto
Dib
Y dejó la chica hablando sola... que cobarde!!!
ResponderEliminarGosto muito de ler Humberto Dib.
Un saludo!
Flor
Gracias Flor por tu comentario, ya fue notificado Humberto para que te lea, un abrazo
ResponderEliminarEs argentino no nacio en brasil....
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