De Ciudad de Guatemala
NUESTRAS MADRUGADAS
cada madrugada que llega
junto a ella, se siente el fresco rocío
la densa humedad a mi corazón despega
diciendo, este momento es mío!
y se posa en tu regazo,
buscando el calor perdido
lo cobijas, lo tomas y le das un abrazo
dándole el amor permitido
se fusionan los dos latidos
y los dos corazones se hacen uno
de amor los dos abatidos,
se fusionan como ninguno.
Francisco Ranferi Maldonado Merida
Ramalme
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