De Arica Parinacota, Chile
LA MAGIA DE LOS TAMBORES
El mágico sonar de los tambores legûeros, navega por el espacio
infinito
junto a un mar de estrellas milenarias que iluminan este rostro
oscuro.
Mientras mi alma vibra marcando en cada paso el latir del corazón,
cada sonido parece llevar de forma misteriosa al éxtasis
espiritual,
viajando por lugares maravillosos, indomables y desconocidos.
Los árboles danzan en mi memoria, entretanto las flores ríen con
sus colores
al paso del arcoiris señalando una esperanza indomable …
¡Ay tierra amada! Tú que viste mi llanto regando los huertos,
y mi sangre abonar tu cuerpo, me cobijas y proteges de la mano
indolente.
Hoy lloras junto a mi, el dolor y la pena de mis ancestros ya
idos.
El viento en su lamento me cuenta historias de tiempos
pasados,
leyendas acaecidas en otras lunas de plata, libres y lejanas de
estos lares .
Mi alma se libera de las cadenas invisibles, deteniéndose en tu
seno
que ofreció paz a mis abuelos, recordando sus raíces, dejadas
allende la mar,
donde quedaron tantos espíritus perdidos junto a los sueños de
libertad
¡Ay madre patria!. Abriste tus brazos dándome el abrigo que negó el
hombre blanco.
Me diste por compañera en mi dolor a la morena, negra y mulata
aceituna de Azapa
que baila junto al viento, movida entre las hojas de los verdes
olivos,
representando la fortaleza de nuestra etnia ante las adversidades
del tiempo.
Sobrevive glamorosa, bella y sensual, cual las hembras de nuestra
raza,
danzando frenéticamente, al ritmo del tronar de los dunun
ancestrales.
Fuerte, como los hombres de ébano curtidos por el padre sol, y
junto la magia de la música llevada en sus almas desde el pasado.
Hoy reviven en la memoria los recuerdos de la sangre dejada por los
abuelos
que llegaron en barcos de miseria y muerte desde un lejano
continente verde…
Luis Alberto Toro Ossandón
Derechos Reservados
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