San Carlos de Bariloche-Río Negro, Argentina
OJOS DESDE EL MAR
Recorría mi camino desde el alba y mis ojos la vieron en la
distancia, era la mujer más hermosa que había visto jamás, me cautivo su pelo
suelto el brillo tenue en sus marrones ojos contrastaban a la perfección con el
brillo de su sonrisa, comencé a acercarme y sin notarlo mis pasos si hicieron
cada vez más rápidos, ya podía sentir el aroma de su cabello, era fresco y con
sabor a brisa de montaña.
Sin
embargo de la nada un gran abismo apareció frente a mí y no conseguí saltarlo,
no había forma de cruzar y en el tiempo que transcurrió mi corazón se resigno,
sentía que era una señal del destino para que no avanzara mas, pero entonces
mire hacia arriba y allá en una nube lo vi, ese ángel precioso que deslumbro
mis ojos, no podía creer que mi sentidos se ampliaran y encontrara tal belleza.
La misma
que me movió el piso, busque desesperada mente la manera de llegar a ella, no
tenia alas como ella, ni motores que me ayudaran a elevar, subí entonces todos
los cerros que encontré pero no la alcanzaba y escale entonces las montañas más
altas y aun así no conseguí verla, los vientos se llevaron la nube y mi corazón
no pudo parar esa ráfaga de viento.
Paso el
tiempo y en una noche muy tranquila mirando el firmamento una luz cálida
despertó a mi corazón y al alzar la vista vio aquella sonrisa que lo coloco
nuevamente de pie, allá en el cielo nocturno junto a las estrellas brillaba
aquella luz de una radiante diosa, como si el deseo de mi corazón se
manifestara de mis espaldas nacieron dos gigantescas alas y comencé a volar
hacia esa sonrisa, día y noche me encuentran aun viajando hacia ella aun cuando
no parezco acercarme nada, mi corazón me da las energías suficientes para
seguir mi camino, muchos son los obstáculos que se me han interpuesto y muchos
más los que vendrán pero tengo un férreo corazón luchando por lo que quiere y
no se rendirá sin pelear.
Lobo
Escritor
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