De
Caucete-Pcia. de San Juan, Argentina
No
podrías ni en mil años
adivinar
lo que siento
cuando
en tus brazos, perdida,
dejo que
corra el tiempo.
Cuando
un suspiro se escapa
desde mi
cuerpo al Olimpo
y
respiro quedamente
el poco
aire que abrigo.
No
podrás medir el tiempo
que
ocupa mi mente obstinada
dibujando
ciegamente
el
contorno de tu boca ansiada.
Acaso no
haya manera de huir
a otro
propósito infiel
que no
sea el de tu boca
deslizándose
en mi piel.
No
valdrían tus razones,
o las
mil que yo te diera,
para
desistir de amarte
aunque
amarte sea mi pena.
Silvina
Atencio
Derechos
Reservados
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