De Villa
María, Córdoba, Argentina
EL LORO
DEL DISCRETO HABLAR
trepa a
los hombros,
(hambres,
otros nombres)
días
radiantes canta
“Hotel
California”:
(….”aquí
somos creaturas
de
nuestra propia invención….
qué
lugar tan encantador
tan
encantador”
….)
útil
melodía,
mediodía
de los cielos
o tenue
canto de los infiernos
(del
centro al margen,
de abajo
arriba
de
derecha a izquierda,
la línea
del pincel)
Lo pinto
en maderas,
texturas
de viejos roperos,
o
descoladas mesas de luz,
ventanas
de pensión,
hoteles
de mala estrella,
en
obsesiva traducción de los afectos,
sobre
arte secuencial.
Parlotea
por los muertos
y cierta
vez, en un bar de Montevideo
fumó de
tirón,
“la vida
breve”.
este
animalito
verde
cuenco de oro,
literatura
de cordel
palórica
voz.
pereza
de noches extenuantes,
resacas
remanentes,
de
álgidas amantes.
Yo soy
loro
luna,
espejos bajo el mar,
cristales
de luz nupcial.
El loro
del discreto hablar,
borra
los tonos chillones del mundo
y solo
deja su corazoncito desnudo;
(simple
coeur)
se eleva
en portavoz,
humito
de íntima selva
cielo
del salvaje.
Se
disuelve la flor, el pensamiento
aire
lúcido, quietud del tiempo
los
trabajos primordiales, y dice:
“Hacete
amigo de las plantas…ellas
te van a
enseñar….
El loro
del discreto hablar
nos
habla,
porque
supimos fortalecernos
en
pequeño amor.
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