lunes, 1 de diciembre de 2014

NORMAND ARGARATE


De Villa María, Córdoba, Argentina

EL LORO DEL DISCRETO HABLAR

trepa a los hombros,
(hambres, otros nombres)
días radiantes canta

“Hotel California”:

(….”aquí somos creaturas
de nuestra propia invención….

qué lugar tan encantador
tan encantador”
….)

útil melodía,
mediodía de los cielos
o tenue canto de los infiernos


(del centro al margen,
de abajo arriba
de derecha a izquierda,

la línea del pincel) 

Lo pinto en maderas,
texturas de viejos roperos,
o descoladas mesas de luz,
ventanas de pensión,
hoteles de mala estrella,
en obsesiva traducción de los afectos,
sobre arte secuencial.

Parlotea por los muertos
y cierta vez, en un bar de Montevideo
fumó de tirón,
“la vida breve”.

este animalito
verde cuenco de oro,
literatura de cordel
palórica voz. 

pereza de noches extenuantes,
resacas remanentes,
de álgidas amantes.

Yo soy loro
luna, espejos bajo el mar,

cristales de luz nupcial.

El loro del discreto hablar,
borra los tonos chillones del mundo
y solo deja su corazoncito desnudo;

(simple coeur)

se eleva en portavoz,
humito de íntima selva
cielo del salvaje.


Se disuelve la flor, el pensamiento
aire lúcido, quietud del tiempo

los trabajos primordiales, y dice:
“Hacete amigo de las plantas…ellas
te van a enseñar….

El loro del discreto hablar
nos habla,

porque supimos fortalecernos
en pequeño amor.



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