De Sto. Domingo, Rpca Dominicana
RENUNCIA
No morí por tu causa; solo viví en tu ausencia. Acaso palidece el corazón cuando la flor se desangra. Hoy renuncio al cruce de esta calle que declina hacia el ocaso. Gimen, mendigos de amor por los suelos de la guerra; y una boca inmensa tragándose el mundo. Por los viejos cementerios aún se ve una figura ilustre buscando tronos que las horas no pudieron retener. Irrumpe coronando el vértice de una pirámide de hielo, ego de fantasma arañando el lado oscuro de la felicidad.
Ya no pueden quebrantar la quietud, o abandonar la ciudad de los dones inmaculados: ilustres vampiros; mas sería impropio revelar la trayectoria impuesta al riachuelo. Narciso alado, ajeno a las potencias creadoras, no finge ser nuestra voz o el eco de Nadie, cuando arrojamos nuestros cuerpos a la sombra de la ciudad o vemos, impotentes, cómo ascienden las pasiones que los siglos vomitan sin pudor; capa y espada de un escenario vacío, pues nadie viene a rendir cuentas…
Juan Antonio Alonzo Reynoso
De mi libro Acertijo
Derechos Reservados de autor
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