sábado, 1 de marzo de 2014

JOAN BENAVENT

"... Un autor se refleja en su obra. La reflexión presente en mi narrativa define mi saber estar. También el combate indeclinable contra mi propia ignorancia y la del prójimo. No acepto etiquetas." 
Joan Benavent
De Vilasar de mar, Barcelona-España

MOMENTOS GUARDADOS BAJO LLAVE

Hay caricias perennes que no cesan de acosarme algunas noches. No las decido yo, sino su intensidad en imprevistas veladas de conjura astral. Noches de tus labios, de tu lengua y los néctares desprendidos por un cuerpo cálido. En el sueño me capto renovado jinete de tu encanto, y a ti, amazona del mío, cabalgando el amor frente a espejos que no pude retratar. Los móviles eran un inconnu entonces. Pero nuestra sed de beber agua salada que la multiplica era inmensa; a extremo tal, que sólo un grande de las Artes podía plasmarla. Ahora la escenifica el más modesto capricho de los sueños, tan recurrentes como el estigma que me acompaña para siempre.
Es la herida que cicatrizó sin borrar el obsceno costurón, recordándome que fuimos una vez.
Las pasiones ardientes se cruzan y descruzan esparciendo cenizas. La vida es así, variopinta, cruel y a menudo ingrata con los manjares que nos regalaron sus veladas. Al fin, resignas la vieja pasión a los anaqueles de la memoria, aceptando el cadáver insepulto de la vida en común, o el más piadoso recuerdo del "No sé dónde está, o si está no la veo. Ni la quiero ver..."
Sobrevive sin embargo en la nevera de los sueños que enfrían o congelan edades e ímpetus; menos crueles si no se corporizan sus despojos en el lecho cotidiano y su resignado tedio, enemigo de la emoción.
No universalizaré mi cierto escepticismo en estos asuntos. Existen acuerdos que combinan la placidez del presente con los arrebatos del pasado. Son más de los que imaginamos y menos de los que pregona la sociedad en boga.
El trágico azar y la vida me han privado de cualquier presencia. Y eso también te marca a fuego.
La tuya en especial, provoca esta remembranza, belle de jour. Nadie ha vuelto a besarme como tú, ni ser mía como una vez fuiste. Tampoco hembra alguna volvió a propinarme tus navajazos, ni recibir los míos con semejante fervor.
Quizá el gran amor rara vez pervive. La gran pasión abunda sin embargo. Es la que suele marcarte para siempre, y guardas celosamente bajo llave.

Joan Benavent


No hay comentarios:

Publicar un comentario