De Las Palmas de Gran Canaria, España
QUIZÁ...
Que echo de menos tus peticiones en susurros encrespando el vello de mi cuerpo. Que echo de menos los momentos eternos en los que me eclipsabas con tu mirada multicolor haciendo que se tambaleasen las estrellas del firmamento y volcando el cielo con un suspiro.
Tal vez, cuando mis recuerdos queden relegados al pasado, yo resurja de tu olvido y te repita que echo de menos que me muerdas las ganas y me desoxides las ilusiones.
Que echo de menos echarte de más y columpiarme en el placer que me generaba recorrer el mapa de tu cuerpo y como Cristóbal Colón, descubrirte y colonizarte con cada beso.
Que echo de menos que me arrugues los sueños y les abrigues el miedo. Que me hagas promesas imposibles de cumplir pero fáciles de creer.
Que echo de menos una taza de café humeante y las cenizas de un cigarro compartido.
Te diré, aunque ya no me escuches, que echo de menos los atardeceres y los amaneceres que nos quedaron por ver, pero que yo continúo imaginando, dibujando en la penumbra de una soledad que (aún sin voz) no hace más que gritar que ya no estás. Que lo admita. Que deje de hablar (en monólogos) las conversaciones que creo tener contigo. Que no me invente tus respuestas. Que nunca has estado y a este paso nunca lo estarás. Que te creé para mí (una obra maestra) y te condenè a vivir una vida que no deseabas. Yo una Gepeto, tú mi Pinocho (que mentías) pero no eras de madera, y tampoco apareció un hada (que no existen, o sí, o qué más da) que te volviese real.
Porque si lo hubiese hecho, yo habría muerto en el intento de hechizarte (con una magia que no tengo). Aunque prefiero morir de amor que presa de una locura (que no pinta ser transitoria) de buscarte en cada mirada que me esquiva, y saber (enajenadamente) que no te hallarè en ninguna.
Elizabeth Luna López Caballero
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