De Zaragoza,
España
REFLEJOS
Rayando
lo inverosímil
en el
lecho de un arrollo
una
estrella se ha caído
desmayada
del vacío.
Fría
noche la del alba
que la
arrulla y la acompaña
ni el
agua corriente empaña
la plata
de su color.
Desengañado
su amor
de un
ángel enamorada
no
teniendo ya valor
para
vivir en la nada
se lanzo
presa del miedo
a las
aguas de la tierra
y si
morir le abrumaba
rutilante
suspiraba
si
fenecía lloraba
y al
despertar, lo anhelaba.
En pos
de su ardiente estela
el ángel
languidecía
y de
tristeza planía
por
explicar que sentía
al no
verla fulgurar.
Y por
seguir con el cuento
se hizo
humano por un día
poso los
pies en la tierra
donde la
estrella moría
y apenas
rozo su manto
amaneció
el claro día.
Sabe
Dios que sentimiento
estrella
y ángel tenían!
Que
apenas volvió la noche
a las
aguas del arroyo
se
asomaron mil estrellas
angelicales
y bellas.
Con todo
mi amor para mis amigos.
De mi
libro: Sinfonías del alma.
Carmen
Elvira Azparren Caballero
Derechos
Reservados
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