De España
PORQUE UN DÍA LLAMÓ
(TL-2)
Porque un día llamó
el amor
a la puerta
entreabierta
del callejón
abandonado,
crecieron ortigas en
mi cenicero.
Era un amor
desconocido
mitad beso mitad
verbo algodonado.
Reclamaba como
propio
lluvias de
meteoritos
amapolas por la
sementera
y ardientes brazos
circunvalatorios.
Se preguntaba este
amor
por la incomprensión
nacida
en aquel recóndito
valle
de huracanes sin
bozal.
Pisapapeles
amarillentos impiden
leer el decreto,
surcos de barro
marcan mi mejilla.
respiro a
borbotones, grito
y no me oigo
El amor late,
galopa,
en corcel de negra
crin,
deja su huella en la
playa.
Sube acompasada la
marea.
Ahora tengo entre
mis manos
labios resecos,
adormecidos,
a los que entreno
cada mañana
en el arte de
soportar
horas de tedio en
incorruptible.
sillón giratorio,
Remolinos de verano
a los que pretendo
reconvertir
en suave brisa
nocturna.
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