De Alicante, España
ENSOÑACIÓN
Si no fuera porque
tú y yo
mordidos fuimos
por la fiebre de la irrealidad
(y ahora
perdurables nos creemos)
ebrios de deseos
consumados andaríamos ya.
Vayamos.
Renunciemos a los fríos paños
de tanta y tanta
palabrería
y recordemos que
como toda sangre
también la nuestra
es debida a la copa de lo efímero.
¡Corramos sin
demora, apresurémonos,
con el desvelado
beso del enamorado
en las profundas
madrugadas,
a reponernos de la
antigua falsa creencia
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