domingo, 1 de septiembre de 2013

J.CARL RIMONT



De Guadalajara, México 

EL ÁRBOL TRISTE

El creció al pie de la playa, sin saber
que aquella arena no alimenta raíces con agua dulce.
Nunca imaginó que aquel líquido salado
tuviera a esa tierra maldita.

Cuando semilla fue, anhelaba vivir cerca del mar;
ver los atardeceres cobrizos, sentir las madrugadas celestes como sangre de monarca y que la brisa se anidara en sus ramas en tanto las olas mojaban su tronco.

Un nido de gaviotas era su inquilino constante;
los pajarillos le hacían cosquilla en las copas mas altas;
pero siempre en algún momento lo abandonaban.
Era parte de crecer.

Aunque sus anhelos cumplió
y rara vez se arrepintió de su aventura
se ha vuelto un sauce llorón; así lo acusa sus ramas,
sus lágrimas saladas y su encorvada silueta.

Y es que también hubiese deseado experimentar el aroma y sabor que tiene un sorbo de agua dulce en sus entrañas.
Que lo habitara una familia de ardillas y que otro árbol le diera sombra cuando en el cayera a plomo el sol.

Ni modo sauce llorón, no se puede tener todo en esta vida.

J. Carl Rimont


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