lunes, 1 de julio de 2013

CHRISTIAN DENNIS HINOSTROZA GARCÍA


De Lima, Perú

OJOS DE SOMBRA

Ojos de sombra, cuya mirada baja es altiva, y un mundo de tinieblas transitan por ellos, como acordes densos y poéticos que salen de una guitarra tocada por una trovadora que camina de pueblo en pueblo, de bar en bar, dejando su melancolía por el espacio que la sigue. Ojos de sombra que son puertas hermosas al valle del anochecer, a un cuenco gigante donde seres psicodélicos comparten café y vuelan por los cielos, donde almas sin cadenas caminan tranquilamente, por remansos y corrientes, mientras bosques de sauces y eucaliptos se levantan y acogen recuerdos y lamentos, donde la melancolía es una flor que germina en el pensamiento cuya inmensidad se presta y brinda elementos que adornan aún más este acogedor valle. Ojos de sombra, se hallan presentes en el hermoso y triste rostro de un alma tan tierna y bella, de alguien que nace en la obscuridad y brilla con esa luz que solamente los de las tinieblas conocen; con esa sonrisa mezclada con lagrimas, mientras al pie de una roca miras el mar, sumiéndote en el atardecer, con el cielo pintado de sangre y el sol desapareciendo, lenta y parsimoniosamente, mientras una melodía taciturna se asienta en el corazón de cantantes y poetas. Ojos de sombra que adornan la desesperación, el camino que recorre, una empinada transitada con dificultad mientras la boca que les acompaña canta desgarradoramente, dejando un eco en la noche, uno que resuena en la mente del noctambulo haciendo que su insomnio sea relajante mientras gatos y demás seres la alaban y se unen como coro; un concierto que pregunta el por qué de ese sentimiento, la razón de esa canción, cuya voz excelsa de alma en pena sigue caminando y el camino es largo, parece eterno, buscando por diversos lados, interrumpido en otros, callejones sin salida en donde la voz resuena y golpea, donde su sonido se eleva a los cielos, cada vez más alto, como una profana plegaria que las estrellas escuchan y lloran, y en donde su luz se ve opacada por un coro de voces de niños que es el lamento del alma de aquellos hermosos y grandes ojos que miran al interior de cada humano. Ojos de sombra, mientras el tiempo transcurre, sigues observando perdida tu vista en un punto del cosmos, en un beso de lo extraño, en un baile lento que transita entre las fases de la luna; una especie de escritura describe el movimiento de tu mirada, mientras sientes que tu humanidad despega, se relaja y transita en sueños y pesadillas, mientras el aire es arco iris y la luz es melancolía, y los olores son salados y el mundo es etéreo; miras al mundo de una forma triste y tierna, miras al mundo deseando que acabe, pero una vida extraña te sigue, un extracto de una música diferente cuyas notas se derraman desde tu alma por esos grandes ojos, espejos del universo, de otro mundo, donde luz y sombra convergen y el arco iris se vuelve gris, espejos que resplandecen en la penumbra, espejos que no me canso de observar mientras te observo observar el firmamento. Ojos de sombra, sigan mirando fijamente en los portales que vinculan la existencia, por donde los sonidos cobran vida y la obscuridad los enaltece.

Christian Dennis Hinostroza García
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