sábado, 1 de marzo de 2014

CARMEN ELVIRA AZPARREN CABALLERO


De Zaragoza, España

REFLEJOS

Rayando lo inverosímil
en el lecho de un arrollo
una estrella se ha caído
desmayada del vacío.

Fría noche la del alba
que la arrulla y la acompaña
ni el agua corriente empaña
la plata de su color.

Desengañado su amor
de un ángel enamorada
no teniendo ya valor
para vivir en la nada
se lanzo presa del miedo
a las aguas de la tierra
y si morir le abrumaba
rutilante suspiraba
si fenecía lloraba
y al despertar, lo anhelaba.

En pos de su ardiente estela
el ángel languidecía
y de tristeza planía
por explicar que sentía
al no verla fulgurar.

Y por seguir con el cuento
se hizo humano por un día
poso los pies en la tierra
donde la estrella moría
y apenas rozo su manto
amaneció el claro día.

Sabe Dios que sentimiento
estrella y ángel tenían!

Que apenas volvió la noche
a las aguas del arroyo
se asomaron mil estrellas
angelicales y bellas.

Con todo mi amor para mis amigos.
De mi libro: Sinfonías del alma.
Carmen Elvira Azparren Caballero 

Derechos Reservados

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