lunes, 1 de diciembre de 2014

CLAUDIO DE AQUITANIA





De Córdoba, Argentina


Tus labios persiguen versos en la sombra
 Florecen como dalias, orquídeas o nísperos,
Indagan el néctar de la oscuridad,
De Otranto, Praga, o el hilván silencioso de mi sed que te embriaga.
Tus miradas prosodias de la mística de la memoria,
Tus miradas voces que decantan el albur de los soñadores,
Tus miradas euritmia de los enamorados en el ardor de los abrazos.
Tu piel,
Espejismo de isla de azúcar,
Roza mi piel,
Que es cuenco de cántaros en tempestad eterna,
Y todo exilio se esgrime solo en nuestros deseos taciturnos
En esas quimeras de menta, azahar y luna
Te toco
Y las virutas del olvido se esparcen para volverse lluvia de colores
Y nos moja ya la liturgia de la lujuria
El beso rechina como saetas de hierro
Nos guía la noche
La queda infinita que nos erosiona
Nos vuelve arenal del recuerdo.
melodía de tu herencia
El último grito de los silencios.


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