lunes, 1 de diciembre de 2014

MARTÍN ALVARENGA


De Ciudad de Corrientes, Argentina 

ENSEÑANZA DE LA MURGA DE LOS SUEÑOS


La contemplación es la reflexión que, de tanto fluir, se convierte en emoción. Los ojos van y vienen atrapando - con delicadeza - lo enigmático para que las pupilas suelten hacia al vacío una anticipación de huellas humanas que aún no han dejado de ser huellas sino deseos cuya naturaleza está en su insaciable satisfacción.
Cuando la visión panorámica y detallista revoluciona el alma, ahí me traslado a la meditación y algo se va esbozando en un dibujo de encendida lentitud. Esa reflexión a fondo no es racionalidad sino relumbrante emoción; no es causa y efecto, más bien se afirma como elástica y diestra circularidad en movimiento de sístole y diástole.
En ese punto tentativamente exacto y plagado de torpezas, habla la Murga de los Sueños:
- Necesitás un pista para encontrarte a vos mismo.
- ¿Cuál es la pista? - requiero con huérfana inocencia.
- Tendrás la respuesta cuando adviertas de improviso que, cuando se medita, uno no es más que una plegaria flotante - aconsejó la Murga filtrándose por la telaraña inextricable de la Otra Vida, aérea o subterránea

Martín Alvarenga

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