lunes, 1 de diciembre de 2014

MARCELA ROSALES


De Córdoba, Argentina 

“Si sigo acobardado y no me dejo ver
¿ocuparás mi lugar? Gracias.
Tu hermano mayor, Groucho”

DOS COMEDIANTES

Y un día, nosotros también nos fuimos.

Salíamos de madrugada a enfrentar la ciudad
con los demás fantasmas de las siete.
Yo subía al micro apretujada entre los cuerpos
helados, sólo para ir entrando en calor.

Vos recorrías el colegio buscando señales,
un pequeño gesto que delatara al impostor.
Pero nada, eran muy estrictos en esa cofradía
de espectros.

Para el mediodía ya estábamos escondidos
en el hueco. Los sillones dejaban de ser cama
y aprendían a ser mesa. Yo sólo sabía hacer arroz.

Comíamos en silencio enterrando en las
flores de porcelana el olor de las magnolias.

Después, yo te leía el Quijote y llorábamos
a carcajadas.

AUTÓMATA

Hay trenes que se empacan en maletas
aviones que se guardan en sombreros,
barcos que se doblan en pañuelos
y carrozas que se calzan con los guantes.

Las estaciones, en cambio, no caben,
no caben.

(Se extienden por el mundo como rieles
y nos dejan varados)

HOSPITAL

“Me quemaré en tu sol, Concepción”
Hugo Rosales

Rías negras 
rías de la vida
rojas rías.

El pico nevado en lo alto
miasmas flotando en lo bajo. 
Cuerpos dolientes-padres ausentes
sombras helándose al sol.

La mujer in
/
grávida
el hijo no
/
nato
el padre no
/
muerto.

El hijo anudado a la madre
la madre anudada al padre
el padre anudado al cable
el cable anudado al viento
el viento anudado al hueco
de mis venas abiertas:

gota-goteo remedio
rojas rías
gota-goteo alimento
rías de la vida
gota-goteo excremento
negras rías.

Hijos silentes-tumbas pacientes
sombras helándose al sol. 

(Ciudad de huecos, Alción, 2011)

NIGHTHAWKS

“‘Comunicarse’ es una palabra
abusada, como ‘amor’.”
Charles Bukowski

Una noche cuando tenía diez años
mi padre me llevó al desierto,
me entregó una escopeta y un candil
y se marchó. ¡Buena caza! -fue todo
lo que dijo-. No lo volví a ver.

Buena caza –coreé chocando
mi vaso contra el tuyo vacío.
Vos le pediste al barman
un whisky decente.

Cuando tenía catorce años,
después de otra trifulca familiar
le grité a mi padre que se fuera
de una maldita vez y nos dejara
en paz. Esa noche en el patio
de casa con la falda enroscada
en la cintura, escalé los 3 metros
de la antena de tv. y me hamaqué 
sobre el vacío por horas.

Vos escuchaste por un momento el blues
que se filtraba a través del mostrador
y evaluando el trago a trasluz dijiste:
 Nada mejor que invertir la perspectiva

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