De
Tandil, Bs. As.- Argentina
AMAR EN
LIBERTAD
No
podemos -tal vez podamos-
sentirnos
amados,
sentirnos
aceptados
-sentirnos
alegres-
más allá
de lo que hagamos,
sin rendir
un examen de aptitudes,
y de
actitudes.
Sin
pasar por el “detector de defectos”.
Sólo
arrojarnos a la inmensidad del intentar Ser
en el
buscar, encontrando y perdiendo,
sin
rendir cuentas
ni
teniendo la certeza que detrás viene la condenación/autorización.
¿Quién
quiere amar así?
¿Quién
quiere se amado así?
El amor
es un sentimiento, no un comportamiento.
¿Por qué
el amor debe suponer un egoísmo desenfrenado?
¿Por qué
debemos luchar contra nuestra propia naturaleza
y ser el
que “debo ser” para el ser amado
para ser
amado?
¿Quién
soporta algo así?
Obedientes
temerosos.
Quisiera
no tener nada que temer,
y que la
mujer que me ame no tenga nada que temer
y
respete “lo que es”, por encima de las más estrictas normas humanas.
Con más
gusto o menos gusto, pero sin disgusto.
Con el
amor de “ama y haz lo que quieras” de San Agustín.
Con “el
amar hasta que duela” de la Madre Teresa.
Sin
buscar ninguna modalidad correcta, y encontrar la unión.
Porque…
porque…
Supongo,
intuyo, voy sintiendo,
que esto
aniquila los brotes de pasión,
adormece
inclusive la necesidad de venganza…
Mata.
Como
dice Marai:
“Y
entonces te das cuenta de que ésa es la verdadera venganza,
la única,
la perfecta;
ya no
quieres saber nada de él, no le deseas nada malo ni nada bueno,
ya no
puede hacerte sufrir”.
Dios me
ayude a no llegar allí.
Dios me
enseñe -nos enseñe- a amar en Libertad.
Eduardo
Balbo León
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