lunes, 1 de diciembre de 2014

EDUARDO BALBO LEÓN


De Tandil, Bs. As.- Argentina

 AMAR EN LIBERTAD

No podemos -tal vez podamos-
sentirnos amados,
sentirnos aceptados
-sentirnos alegres-
más allá de lo que hagamos,
sin rendir un examen de aptitudes,
y de actitudes.
Sin pasar por el “detector de defectos”.
Sólo arrojarnos a la inmensidad del intentar Ser
en el buscar, encontrando y perdiendo,
sin rendir cuentas
ni teniendo la certeza que detrás viene la condenación/autorización.
¿Quién quiere amar así?
¿Quién quiere se amado así?
El amor es un sentimiento, no un comportamiento.
¿Por qué el amor debe suponer un egoísmo desenfrenado?
¿Por qué debemos luchar contra nuestra propia naturaleza
y ser el que “debo ser” para el ser amado
para ser amado?
¿Quién soporta algo así?
Obedientes temerosos.
Quisiera no tener nada que temer,
y que la mujer que me ame no tenga nada que temer
y respete “lo que es”, por encima de las más estrictas normas humanas.
Con más gusto o menos gusto, pero sin disgusto.
Con el amor de “ama y haz lo que quieras” de San Agustín.
Con “el amar hasta que duela” de la Madre Teresa.
Sin buscar ninguna modalidad correcta, y encontrar la unión.
Porque… porque…
Supongo, intuyo, voy sintiendo,
que esto aniquila los brotes de pasión,
adormece inclusive la necesidad de venganza…
Mata.
Como dice Marai:
“Y entonces te das cuenta de que ésa es la verdadera venganza,
la única, la perfecta;
ya no quieres saber nada de él, no le deseas nada malo ni nada bueno,
ya no puede hacerte sufrir”.
Dios me ayude a no llegar allí.
Dios me enseñe -nos enseñe- a amar en Libertad.


Eduardo Balbo León

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