lunes, 1 de diciembre de 2014

NATALIA LIVTINOVA


De Buenos Aires, Argentina

GÓMEL
(de Esteparia)

Mi abuelo lo único que hacía era afeitarse y temblar
frente al televisor.
Mi padre todas las mañanas se perdía en el campo,
transformado en un punto tridimensional de la nieve.
Regresaba con una sonrisa mística en su rostro y nadie
sabía por qué.
En verano también esa misma sonrisa y frutillas
en sus manos, en primavera frambuesas.
La sonrisa de mi padre traía frutos maravillosos.
Mi abuelo temblaba cada día más, su cabeza recaía
como mandolina y se erguía como un piano.
Un día mi padre regresó con manzanas
mi abuelo dio con la clave del silencio.

Natalia Livtinova


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