lunes, 1 de diciembre de 2014

MAURICIO ESCRIBANO


De Santa Catalina-Buenos Aires, Argentina

COLIBRÍ

Cuando tú y yo
no estábamos ahí…
Cuando no existían estas casas,
ni esta gente…
Todo era el río,
y un monte la rivera…
Los nativos lo llamaron Uruguay:
Río de los pájaros pintados…

Un poro abierto
en la muralla del tiempo,
un micro punto...
Hay que mirarlo con lupa de relojero,
o hay que romper el reloj,
para verlo.

Dentro de un colibrí,
te descubrí,
increíble mujer pequeña,
tus ojos son escaleras,
de átomos que giran
a una velocidad tremenda.

Ibas dejando estelas, epifanías,
mándalas de vino dulce…

Las imágenes de tu vida,
se posan como flores en el agua,
y uno se queda contemplándolas,
en silencio,
hasta que desprenden su aroma....

Entonces, las manos robustas
del sol, que se traslucen
a través de la cortina,
el ventanal del balcón
golpeando con pedacitos de viento,
las cajas apiladas sobre el ropero,
como una deidad poderosa
resguardando la ropa de invierno,
mis cajones desordenados,
fértiles, el olor a sándalo viejo,
la gata que duerme todo el día
en el hueco de mi escritorio,
el atado de parisiennes,
mis camisas colgadas sin planchar,
el trino de un gorrión en la ventana…

Todo, todo lo mío… Se diluye en tu río,
que me desnuda, y me baña en un sueño…

Mauricio Escribano


1 comentario:

  1. Al ver la foto, que está antes del poema, podemos imaginar lo que la precede. Hay una mirada llena de amor puro, embelesada con quién la atrae...ella. Y es ella, su musa, quien le extrae, inconscientemente, su alma, para que la arroje, con inmensa pasión al aire y caiga, en algún lugar, dónde los espectadores, podamos gozarla desde afuera! No se despierte nunca, poeta, y permítanos seguir disfrutando de sus letras!

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