SIN MÁS MOTIVOS
Cuando yo vuelva a besarte abriré el cielo,
para que me lluevas tu sobre mi cuerpo, cuando me beses tú no habrá más tiempo,
pues la luz se apagará ante tu embeleso, inmolada ante el encuentro sin más
miedos. Y los dos nos fundiremos en un juego, en la tierna incertitud del
desespero. Con tus labios y mis labios miel haremos, nuestras bocas gritarán
que está lloviendo, que llegó la hora de amarnos que queremos.
– Que caliente sentirás tu pecho, con las gotas sin
paraguas que hoy te riego, caminando hacia donde me lleve el sueño, esperando a
amanecer bajo tus senos.
Cuando vuelvas a mi carne verás lejos, por mi ojos
mirarás a mis adentros, en el fondo encontrarás tu bello cetro; y en mil partes
mi dulce corazón ciego. Cuando yo vuelva a besarte en el silencio, mi recuerdo
surgirá entre tus mareos, gemirás, despertarás, ondularás y entre mis rezos,
tus uñas me clavarás pidiendo vuelo. Y entre alientos nos daremos los más
tiernos, los más locos, los más ávidos, los nuevos.
– Los robados, los mordidos, los malignos, los que
montan sin alas al infinito; y probaremos los mismos que nos dimos, cuando nos
vimos aquí, tu y yo sólitos.
– Vuelve ya mi dulce flor, te necesito, pues sin ti
la vida doy y sin quererla me la quito, vuelva ya mi ruiseñor, mi verso lindo,
mi guitarra, mi pregón, mi amor divino.
– Para llenarte de albor y bellos trinos, para
darteme cual soy, sin más motivos; y que a la vueltas del adiós, ya sin más
tiempo, nos besemos hasta que vuelvas de nuevo.
ÓLEO AL PONIENTE
Estoy pintando
el poniente del día en que el sol resbala
sobre cascadas
de besos, llenas de hiedras sonriendo y
embelesadas. Mirando lluvias de tórtolas y de ruiseñores
bohemios que sobre las piedras bailan; un pas de deux
que desarma, a ritmo de Jazz y Salsa…
Voy dibujando un sendero que lleva al centro del cielo
donde hay un jardín homérico, bordado todo de flores
con pétalos rojo nervios coronados azul gracia; como
en los cuentos de hadas mágicas, que me contaba mi
abuelo (…)
Le estoy dejando a las letra con mi nombre y apellido,
un torbellino de estilos y de rimas sé que escapan
hasta mis dedos con vicios; que escriben versos del
alma para pensares eclécticos, con preciosismo y
sentidos.
Los dejo en oro fundido vertidos sobre un lago
hirviente donde se pierden las almas embadurnadas
de almendros, y de nueces en torrentes; dándose
besos al alba, sin que frunzan las sienes (…)
Y de hojas verdes con ritmos con los que incienso les
hice, cuando se estaban bronceando en nidos de
codornices, que enamoran por el pico; entonando
cantos bardos detrás de unos pinos hércules que hay
en el campo del limbo (…) ¡Por ando encendido!
Por allá anda perdido el espíritu de mi niño, lleno de
amor y delirios. Lleno de sueños cumplidos y de otros
que no duermen, u estoy pensando a pulirlos dejando
cuentos que enseñen; y hagan soñar con leerme, a
quien no duerma conmigo (…)
Le estoy dejando a las letra con mi nombre y apellido
un torbellino de estilos y de rimas sé que escapan hasta
mis dedos con vicios; y escribo versos del alma con
preciosismo y sentido, cultivados en canteros fértiles,
pintados de mil delirios.