lunes, 1 de diciembre de 2014

RAQUEL NIETO



De Rosario, Argentina

MUJER DE MARZO

Soy la necesidad de abrir la puerta,
de respirar aire de afuera,
de volar en globo aerostático.
Y de un corazón que pueda contener
lo que le puedo dar,
y de un abrazo de veinte minutos.
La necesidad de una señal
unívoca,
inequívoca besando mis labios.
De un asterisco rojo y un te amo
que me haga vulnerable.
La necesidad de una palabra,
la primera del día
que no abdique en mi memoria.
Y de un sueño que sueñe conmigo
y cuando despierte me busque.
Soy la sonrisa que no espera,
la sorpresa que no espera,
la poesía que no espera.
Y una larga caminata en hojas secas
y la contracción de mi nombre
sobre una esfera china.
Mi burbuja de aire puro,
las alas de mis sueños refugiados,
mi motor fuera del pecho,
mi dualidad.
Soy Mamá (y es mi título de nobleza),
el inagotable suministro de besos
que curan todas las caídas
y secan todas las lágrimas.
La sinapsis ingenua que vive en un contexto frágil,
la mirada de otoño, mi dolor de hojas doradas,
irreverente equinoccio, mujer de marzo.

RAQUEL NIETO

RICARDO RAÚL LAMPUGNANI RODRÍGUEZ


“Nada es lo que parece”
Ricardo Raúl Lampugnani
De Rosario, Argentina

AEROPUERTO FANTASMA

Maldije las malas conexiones de los puentes aéreos. Ésta me obligaba a seis horas de espera entre vuelo y vuelo. Para colmo no podía sustraerme a la sensación de que no se trataba de un viaje más; todas las circunstancias me habían empujado hasta allí.
No quise alejarme demasiado del bar porque desde que había salido de casa tenía muchísima sed. Me bebí una cerveza y me fui a sentar en una de las salas de espera que estaba casi desierta. Saqué el billete del bolso de mano y me dije que debía buscar la puerta 545. Pero tenía mucho tiempo por delante. Fui por otra cerveza porque la sed no cedía, volví a sentarme y la bebí lentamente. Me quedé dormido y soñé que era la hora de embarcar y yo todavía no había hallado la bendita puerta 545 y daba vueltas por el aeropuerto mientras miraba incesantemente mi tarjeta de embarque. Entonces me desperté y decidí ubicarla para quedarme tranquilo.
De la Terminal B pasé a la A, aun más vacía y en penumbras. Cuando llegué a la A13 encontré un Punto de Información en el que dos jóvenes conversaban animadamente. Quise preguntarles, pero ni me miraron; carraspeé y pasaron olímpicamente de mí, como si no existiese. Me quedé de pie en medio del pasillo y una jovencita que venía apurada arrastrando una maleta con ruedas casi me atropella. Debí de hacer una pirueta de circo para esquivarla primero a ella y luego a la maleta.
-¿Están todos gilipollas? -pregunté en voz baja.
A los pocos metros me topé con la tripulación de un vuelo coreano o japonés. Las azafatas iban vestidas de seda color verde agua y llevaban palillos en sus cabezas sosteniendo un recogido. Una de ellas me hizo morritos y ello me quitó el enfado del casi atropello anterior. Al llegar junto a mí se detuvo un instante y yo pensé “me habrá confundido con otra persona”, pero no, simplemente me miró, se arregló el cabello y siguió caminando. Yo giré la cabeza y descubrí a mis espaldas un cristal polarizado que oficiaba de espejo. Miré hacia las pistas y vi como un avión de Air Comet y otro de Aerolíneas Argentinas engullían equipajes por sus panzas abiertas.
-Aquí hay algo que no va bien –me dije. Tuve la sensación de estar viendo una película y que todo aquello no era real sino un telón sobre el que se proyectaban las imágenes. Hacía frío, tenía sed y me ardía la cara. Supuse que comer algo caliente y beberme otra cerveza me ayudarían. Al entrar al autoservicio, vi una ternera estofada que olía de maravilla. Me detuve frente al mostrador pero por más que permanecí un largo rato esperando, nadie vino a servírmela. Ya bastante disgustado por la mala atención, cogí un bocadillo de pernil, una lata de cerveza y fui a la caja dispuesto a quejarme. La dependienta hizo un gesto de sorpresa y abandonó su puesto sin cobrarme. Por supuesto me fui sin pagar y me senté a comer frente a un muchacho moreno, de aspecto sudamericano que leía un periódico con suma atención. Con el rabillo del ojo leí el encabezado: “Aeropuerto Fantasma…” y pegué un brinco. El chico no se inmutó por más que casi se me cae la cerveza pero la señora de la derecha me observó con curiosidad, luego se rió discretamente, miró en todas direcciones como si buscara una cámara oculta y fue a sentarse en otra mesa. En aquel momento yo ya estaba muy incómodo y empecé a pensar tonterías ¿y si en mi deambular había entrado donde no debía? ¿Si aquella era otra dimensión y la gente que veía eran fantasmas que habitaban un aeropuerto paralelo? Le encontré una cierta consistencia a una idea tan extraña. Eso explicaría por qué veía a las personas como aplanadas y sus siluetas llevaban como una especie de bisel de cristal en el cual la luz divergía descompuesta en su escala de colores. Hasta aquel momento yo había atribuido todos aquellos fenómenos al cansancio, a las horas de espera y al sueño atrasado.
Me levanté y fui a los aseos, oriné las dos primeras cervezas que me había bebido, me lavé las manos y las sequé con el secador de pared. Tuve mucho cuidado de comprobar que el agua fuese real y el calor del aire también. Tres o cuatro hombres salieron presurosos de los retretes al escuchar el último llamado para un vuelo a Lima, Perú, al tiempo que dos guardias civiles y un empleado de AENA entraban a revisar los servicios. Los vi reflejarse en el espejo, los vi a los tres pero no me vi a mí… Sentí vértigo y terror y salí presuroso hacia donde me había quedado dormido. Recorrí los pasillos como una exhalación y allí estaba yo o mejor dicho la otra parte de mí. Me rodeaba un grupo de paramédicos y varios policías. El forense certificaba la hora de mi muerte: las 5:45 a.m

Ricardo Raúl Lampugnani



domingo, 2 de noviembre de 2014

sábado, 1 de noviembre de 2014

BÉLGICA SALGADO GUTIÉRREZ


De La Paz, Bolivia

 TE NECESITO PRONTO, DE NUEVO

Te necesito pronto, de nuevo.
Cuando en las paredes
resbalan sombras burlonas
y me sobrecoge el miedo.
Te necesito,
pues el amor se ha secado
en su maceta de barro negro,
y se le han caído las hojas,
una a una, al compás de las horas,
que escapan por la ventana
dejando tras de sí
la sensación de vacío ciego.
Te necesito en mi cuarto,
en mi cuerpo,
éste que se precipita
cual gota de agua
en el vaso de los pensamientos,
tan amargos y silenciados
con sabor a letargo,
impasible y etéreo.

Bélgica Salgado Gutiérrez


LUIS HUMBERTO VARGAS CÉSPEDES

De Yunguyo, Perú
Reside en Bolivia 

¡ AY! NOSTALGIA... 

Para Diego, mi hijo.

¡ Ay !, nostalgia..., turbia y caudalosa,
¿ Qué acechas ?... ¿ Qué buscas ?...
¿ Qué anuncias ?... ,
sinfín de presagios de muerte ruidosa.
Silencio, clamor de infernales sueños...,
confusos sin rumbo.
Sierpe, hambrienta y moribunda,
buscas tu vida y mi muerte,
manjar suculento.
¡ Ay !, nostalgia..., turbia y caudalosa,
te pareces a mis ojos, sin vida y sin muerte.
La roca fuerte y noble, soporta sumisa,
tu empuje estrepitoso y brusco.
Y tú, arcilla dócil y débil,
sangras por grietas que forman tu cauce.
¿ Cuál es el camino que abres ?,
presagios de muerte ruidosa,
Pues, el cielo palidece, el aire es repugnante
y mi muerte silenciosa

Complacida estás... ,
tus aguas son cristalinas, y susurran apenas,
de la nieve eterna de los Andes,
espera apacible el nuevo día,
la Luz de la Vida.
Escuchándose lejos, muy lejos,
melodías de perlas cristalinas.

Luis Cespedes
Derechos reservados de auto



IVAN FERREYRA



La Higuera, Santa Cruz, Bolivia

CARLA

Si tan sólo pudiera arrancar ese deseo de autodestrucción que se apodera de mi tristeza, los ojos de ella me inundan de un azul que no comprendo, yo quiero amarla, sostenerla, rodearla de brazos que acarician, sin despertarla, pero, ¿cómo le aviso cuándo llego? Quizás no deba abandonarla nunca, ¿Y si yo nací para romper?, con lo que cuesta sumar adeptos, quisiera mirarla y no sentir la culpa de desilusionar, de que todo se transforma en una vía sin trenes, llena de peldaños de papel madera, el rociarse con días de nubes blancas. Si supieras a dónde ir, si quisiera moverme dentro del frasco, estoy congelado, la tecla Play desapareció, se volvió inerte, este presente es sólo un manojo de secuencias de un director enojado, ¿Y si ya no me quedan amigos? Vestirse de lluvia para pasar desapercibido, para evitar convertirse en nada.



TERESA PAREJA SILVA




De Cochabamba, Bolivia

FRENTE A FRENTE

“Será producto de mis ansias
qué le encuentro en mi soñar
que en mis noches desoladas
es cuando más quiérole mirar”

Frente a frente como un milagro
la emoción esconde las palabras
¡Juntos al fin! Es un gran logro
unidas en vivo nuestras miradas

Buscamos un lugar para nosotros
elijo un sitio especial bajo la luna
el amor ya desborda por los ojos
levantamos la pasión de su cuna

Me tomas de las manos y suspiro
pronuncio tu nombre dulcemente
“Hermoso” susurro, hondo respiro
hermoso es sentirte, al lado tenerte

Retrocedo, no sé por qué razón
me dices ¿No quieres besarme?
con toda el alma, con el corazón
si hubieran obviado despertarme

Teresa Pareja Silva
(Soledad del Sol)
http://siempresoledaddelsol.blogspot.coM/