lunes, 1 de diciembre de 2014

ELSA FARIÑA


De Buenos Aires, Argentina
+ Fallecida en el 2008
A su memoria...
  
ESPÉRAME AMOR…

Espérame amor, no te impacientes,
que sea como sea, estaré a tu lado,
si el destino no puede unirnos en presente,
espérame amor, yo sabré lograrlo.
Espérame amor, que nunca es tarde,
que aunque los días pasen implacables,
estaré contigo en los suspiros de tu boca,
y en los besos que sólo a ti te tocan.
Espérame esta noche,
en la suavidad de tus sábanas,
espérame en tus ojos, mi amor,
que allí estaré cada mañana.
Espérame allí donde el arco iris,
concentra en un punto toda su magia,
no te impacientes, amor, y dime,
que sigue el curso de la ilusión exacta.
Espérame en el aire, en el viento,
en cada esquina de tus calles,
espérame en todo momento,
que yo sabré compensarte.


Elsa Fariña

MARCELO VANZETTI


"Es difícil definir el amor, cada mujer que conozco,tiene algo que me enamora."
 Marcelo Vanzetti/De Villa María, Córdoba-Argentina

NO TE OLVIDES

Tú, que miras desde lejos,
este mundo desolado
no te olvides de aquél,
corazón desesperado.
No te olvides de los niños,
de las niñas que han violado,
de aquel niño que sufrió
porque nadie lo ha amado,
no te olvides del enfermo
y del niño abandonado
hoy la calle es su hogar
y así es discriminado.
De aquel niño que una vez
este mundo ha dejado
la tristeza se llevo,
porque nadie ha cuidado.
Las mujeres que parieron
y también las que abortaron
porque alguien las golpeó
y sus vientres han vaciado.
De aquel árbol que murió,
pero otro no plantaron
de la flor que marchitó,
porque nadie ha regado.
De los niños del dolor
diferentes, pero humanos
¿quién podrá darles amor?
porque ellos te lo han dado.
¡No se escucha ya tu voz!
es que el mundo se ha callado
¿donde está tu corazón?
no te olvides de sanarlo.

Marcelo E. Vanzetti

ELSA TÉBERE



De Rosario, Argentina
  
MIRA QUE LA VIDA

Soy el recinto de la vida misma,
latiendo al vuelo de su calendario.
El de hoy mueve luminosos prismas
y los alinea con tu abecedario.

Soy la forma del nido entre las hojas
del ayer y el hoy, junto a tu vera,
soy vulnerable cuando me sonroja
desde tu boca la eterna primavera.

No dudes ni un instante en abrazarme,
los temblores esperan esa hora
en que tu piel y la mía al fin se ensamblen.

Mira que la vida ya atesora
su refugio de amor en esta tarde
de liviandad plumosa y seductora.

Elsa Tébere


ROXANA TORRES NEIRA


De Buenos Aires, Argentina

AMOR

Hoy voy a hablar de amor:
sin sangre, sin sentidos, sin orgasmos,
amor desesperado, amor en ruinas,
amor legalizado por la rutina de los besos,
violado por las mentiras de la eternidad;
amor que lame el alma hasta desaparecerla,
amor sin amor con amor,
amor con sudor sin pasión con placenta,
amor sin labios con besos sin saliva,
amor con olor sin piel con lengua,
amor con punto sin coma con asterisco,
amor con guerra sin paz con pausa,
amor sin mujer sin hombre sin protesta.

Voy a hablar de amor aunque sea cursi
y empalague los ojos del hipócrita,
del que duerme, del que espera.
Voy a hablar de amor
para salvar cuatro letras embarradas de polvo,
con saliva, con esperma, con rutina,
armarlas en el aire, darlas vuelta.

Amor te nombro, te siento, te sacudo,
amor que es uno solo, retorcido, entero,
voy a gritar amor a las pieles sordas,
a las bocas secas, a los ojos vírgenes.
Apilar amor para que sea alto,
beber amor hasta escupirlo,
correr amor para ser libre,
morir amor, enterrar amor, resucitar amor,
hablar de amor y punto.

Porque el amor me obliga a pronunciarlo:
aplasta mi pecho como si fuera piedra
para que largue todo lo que tengo
en el estómago, en el tórax, en el esternón.

Hoy voy a hablar de amor para todos:
los de edad media, los mendigos,
los de cabellos largos, los pulgosos,
los que juntan años en la ingle,
los que sienten nauseas ante el verbo,
los muertos, los ciegos, los nonatos;
y sería bueno que todos oigan
porque para sordo
ya está el mundo.

Roxana Torres Neira
http://roxanatorresneira.blogspot.com/
Libros publicados:
De las bestias que me acosan - Poemario 2008-Colisión Libros
Cuentos rojos - Narrativa, 2010 - Colisión Libros

300 Km - Poemario 2010 - Colisión Libros

HORACIELO



De Buenos Aires, Argentina

SOL DE NOCHE

Silencio hay en mi nave y tras los vidrios,
La niebla va borrando el horizonte,
Y un sol que se mece, amortiguado
Arrulla mi alma en su consuelo.
Un candil enciendo en la quietud,
Escarcha me trajo el manto oscuro,
Y el fantasma del viento es brisa leve,
En esta soledad, de miedo, que estremece.
De pronto mi velero se hace Luz,
Luz de día soleado que enceguece,
A tientas voy buscando la cubierta
Tropiezo de escalones y el terror.
Terror de medusa, hecho piedra,
Terror que desintegra la razón,
Razón que se ha perdido y no regresa,
Gélido aliento de mi… sangre helada.
No hay movimiento que amenace,
Sacar mi cuero presto, y alejarme,
De tamaña insensata incertidumbre
Se detienen las manitas del reloj
Ya nunca veré más, la madrugada.
Imágenes veloces se aceleran,
En recuerdos que antes se escapaban.
Y de pronto la esfera se elevó,
Como rayo que cae en la tormenta,
Un punto que un segundo transformó,
Lo borró el siguiente y casi nada,
Nada más que una estela iluminada,
En mis ojos ciegos, desorbitados.
Lentamente el suelo volvió a estar,
Bajo mis pies temblando, todavía.
Y me llego el alba a la pared,
De mi recámara fija… en mi mirada…

Horacielo [08/01/11]

Las poesías de Horacielo

RAQUEL NIETO



De Rosario, Argentina

MUJER DE MARZO

Soy la necesidad de abrir la puerta,
de respirar aire de afuera,
de volar en globo aerostático.
Y de un corazón que pueda contener
lo que le puedo dar,
y de un abrazo de veinte minutos.
La necesidad de una señal
unívoca,
inequívoca besando mis labios.
De un asterisco rojo y un te amo
que me haga vulnerable.
La necesidad de una palabra,
la primera del día
que no abdique en mi memoria.
Y de un sueño que sueñe conmigo
y cuando despierte me busque.
Soy la sonrisa que no espera,
la sorpresa que no espera,
la poesía que no espera.
Y una larga caminata en hojas secas
y la contracción de mi nombre
sobre una esfera china.
Mi burbuja de aire puro,
las alas de mis sueños refugiados,
mi motor fuera del pecho,
mi dualidad.
Soy Mamá (y es mi título de nobleza),
el inagotable suministro de besos
que curan todas las caídas
y secan todas las lágrimas.
La sinapsis ingenua que vive en un contexto frágil,
la mirada de otoño, mi dolor de hojas doradas,
irreverente equinoccio, mujer de marzo.

RAQUEL NIETO

RICARDO RAÚL LAMPUGNANI RODRÍGUEZ


“Nada es lo que parece”
Ricardo Raúl Lampugnani
De Rosario, Argentina

AEROPUERTO FANTASMA

Maldije las malas conexiones de los puentes aéreos. Ésta me obligaba a seis horas de espera entre vuelo y vuelo. Para colmo no podía sustraerme a la sensación de que no se trataba de un viaje más; todas las circunstancias me habían empujado hasta allí.
No quise alejarme demasiado del bar porque desde que había salido de casa tenía muchísima sed. Me bebí una cerveza y me fui a sentar en una de las salas de espera que estaba casi desierta. Saqué el billete del bolso de mano y me dije que debía buscar la puerta 545. Pero tenía mucho tiempo por delante. Fui por otra cerveza porque la sed no cedía, volví a sentarme y la bebí lentamente. Me quedé dormido y soñé que era la hora de embarcar y yo todavía no había hallado la bendita puerta 545 y daba vueltas por el aeropuerto mientras miraba incesantemente mi tarjeta de embarque. Entonces me desperté y decidí ubicarla para quedarme tranquilo.
De la Terminal B pasé a la A, aun más vacía y en penumbras. Cuando llegué a la A13 encontré un Punto de Información en el que dos jóvenes conversaban animadamente. Quise preguntarles, pero ni me miraron; carraspeé y pasaron olímpicamente de mí, como si no existiese. Me quedé de pie en medio del pasillo y una jovencita que venía apurada arrastrando una maleta con ruedas casi me atropella. Debí de hacer una pirueta de circo para esquivarla primero a ella y luego a la maleta.
-¿Están todos gilipollas? -pregunté en voz baja.
A los pocos metros me topé con la tripulación de un vuelo coreano o japonés. Las azafatas iban vestidas de seda color verde agua y llevaban palillos en sus cabezas sosteniendo un recogido. Una de ellas me hizo morritos y ello me quitó el enfado del casi atropello anterior. Al llegar junto a mí se detuvo un instante y yo pensé “me habrá confundido con otra persona”, pero no, simplemente me miró, se arregló el cabello y siguió caminando. Yo giré la cabeza y descubrí a mis espaldas un cristal polarizado que oficiaba de espejo. Miré hacia las pistas y vi como un avión de Air Comet y otro de Aerolíneas Argentinas engullían equipajes por sus panzas abiertas.
-Aquí hay algo que no va bien –me dije. Tuve la sensación de estar viendo una película y que todo aquello no era real sino un telón sobre el que se proyectaban las imágenes. Hacía frío, tenía sed y me ardía la cara. Supuse que comer algo caliente y beberme otra cerveza me ayudarían. Al entrar al autoservicio, vi una ternera estofada que olía de maravilla. Me detuve frente al mostrador pero por más que permanecí un largo rato esperando, nadie vino a servírmela. Ya bastante disgustado por la mala atención, cogí un bocadillo de pernil, una lata de cerveza y fui a la caja dispuesto a quejarme. La dependienta hizo un gesto de sorpresa y abandonó su puesto sin cobrarme. Por supuesto me fui sin pagar y me senté a comer frente a un muchacho moreno, de aspecto sudamericano que leía un periódico con suma atención. Con el rabillo del ojo leí el encabezado: “Aeropuerto Fantasma…” y pegué un brinco. El chico no se inmutó por más que casi se me cae la cerveza pero la señora de la derecha me observó con curiosidad, luego se rió discretamente, miró en todas direcciones como si buscara una cámara oculta y fue a sentarse en otra mesa. En aquel momento yo ya estaba muy incómodo y empecé a pensar tonterías ¿y si en mi deambular había entrado donde no debía? ¿Si aquella era otra dimensión y la gente que veía eran fantasmas que habitaban un aeropuerto paralelo? Le encontré una cierta consistencia a una idea tan extraña. Eso explicaría por qué veía a las personas como aplanadas y sus siluetas llevaban como una especie de bisel de cristal en el cual la luz divergía descompuesta en su escala de colores. Hasta aquel momento yo había atribuido todos aquellos fenómenos al cansancio, a las horas de espera y al sueño atrasado.
Me levanté y fui a los aseos, oriné las dos primeras cervezas que me había bebido, me lavé las manos y las sequé con el secador de pared. Tuve mucho cuidado de comprobar que el agua fuese real y el calor del aire también. Tres o cuatro hombres salieron presurosos de los retretes al escuchar el último llamado para un vuelo a Lima, Perú, al tiempo que dos guardias civiles y un empleado de AENA entraban a revisar los servicios. Los vi reflejarse en el espejo, los vi a los tres pero no me vi a mí… Sentí vértigo y terror y salí presuroso hacia donde me había quedado dormido. Recorrí los pasillos como una exhalación y allí estaba yo o mejor dicho la otra parte de mí. Me rodeaba un grupo de paramédicos y varios policías. El forense certificaba la hora de mi muerte: las 5:45 a.m

Ricardo Raúl Lampugnani